Siempre me he preguntado:
¿Qué significa ser buena?
Socialmente te educan con un patrón de conductas aprobadas social y familiarmente, te enseñan la manera correcta de comportarte cuando vas de visita a una casa, a comer en una mesa de manera adecueda, a veces te explican la razón del porqué no debes romper los bicui en casa ajena (y para el que no sepa lo que es un biuci, en República Dominicana se les llamaba de esta manera a los adornos de decoración en las casas, adornos que realmente no tenían ninguna utilidad, pero se veían lindo, adornos que debías esconder cuando iban tus primos de visita porque era inevitable que se anotaran uno), te dicen que no debes pelear con tus compañeros y que ser buena involucra no decir palabrotas.
Luego creces…
Y ser buena implica poder estudiar, mantener tus notas, ayudar en la casa, cuidar a alguien, darle al que no tiene o tiene menos que tú, aprender cosas generales para desenvolverte y aún en muchas culturas poder sostener un matrimonio.
Pero un jodido día te rebelas y te das cuenta que necesitas hacer una nueva lista, una lista de deseos que no has cumplido, y empiezas a crecer, a crecer como persona, crecer realmente, con historias locas e improvisadas, empiezas a peinarte menos y a cantar más bajo la ducha, empiezas a entender el sexo y a cuidar tus huesos porque ya no se sueldan de la misma manera, y aunque no todo es hermoso estimados lectores, a veces hay que aprender a vivir con nuestros colores.
La realidad de la vida es que a veces se pierde y a veces se gana, y a veces es mejor hacerse dos colitas en el pelo para pelear con nuestros dragones.
Y aprendí mucho de mis batallas, y quizás lo que aprendí te sirva para algo, así que aquí voy:
- Aprendí que dejar una huella es más difícil si se planifica y la espontaneidad suele ser como el olor a lluvia, verde, viva y fresca (¿por qué no te amarían así?)
- Que los abrazos suspendidos en el tiempo se hacen eternos y que algunos serán en días soleados, pero mis mejores recuerdos son bajo el gris de un día lluvioso.
- Que soy la constante búsqueda de amores eternos, e ilusiones que quedan grabadas en la mente.
- Que mis amores son color naranja y tienen olor a café, que a veces son ácidos mientras aprendemos de ellos y que cada amor te enseña algo (tú decides como tomas ese aprendizaje).
- Que soy de magia entre los dedos y cabellos sin peinar, y que mi magia es morada porque así me da la gana de sentirme cuando ayudo con algún milagro.
- Y que los milagros te llenan el alma.
- Que mis mejores charlas son frente a cosas marrones (café y chocolate, no vayan a pensar mal), pero que las mejores ideas surgen cuando te cagas la vida.
- Que ser buena no significa dejar de vivir, sino aprender armar viajes imprevistos en un lunes cualquiera (sin aprobación, sin planificación y sin rutinas)
- Que me pondré mis lentejuelas plateadas el día que me dé la gana, a mí no me van a heredar nuevo por estar esperando fechas especiales.
Y a veces soy solo negro, el negro que insulta al mundo por ser avasallante
¿pero adivina qué?
Amo el negro
(y el que no pueda con eso o conmigo espero que tenga buena vida y un feliz andar).
- Aprendí que el rosa es solo un color (para nada mi favorito), pero ahí está, y debo entender que algunas almas vienen vestidas de cosas que no te gustan, pero no es tan difícil darles una oportunidad.
- Que a veces me torno de colores, de crisis y de amor, que soy mujer y que en ocasiones simplemente no tendré colores porque mi cuerpo me lo pide.
- Que a final de año todo el mundo quiere superarse y desarrollarse personalmente, pero pocos quieren disciplinarse desde el inicio.
- Que este año me engañaron más de lo que debí permitir, que lloré más de lo que quisiera admitir y que me permití ser ignorada solo por no rebelarme.
Entendí que somos esos matices que nos dejan saber que seguimos vivos y que se buscan colores que me dejen seguir creyendo en mí.
Quiero enseñar que el mundo no te considerará más buena por no vestir con escote, mejor que se amarren las bestias porque nosotras estamos sueltas en este gallinero.
Quiero que comprendan que las agresiones y los abusos empiezan por algo muy mínimo y que los límites siempre serán buenos (ponlos y mantenlos).
Quiero que el mundo aprenda que no a todos se le da acceso directo a tu alma (hay personas que no te merecen).
Quiero aprender que ser buena no significa ayudar incondicionalmente, sino saber a quién ayudar para no salir herida.
Que la bondad no es lo mismo que la disponibilidad.
Que no somos responsables de todo el mundo.
Que quiero irme a la cama con alguien que haya leído al menos tres buenos libros en su vida (es agotador pensar en la vejez sin tener con quien hablar).
Que no somos más fuertes que nuestros demonios, y que lleva tiempo aprender a dominarlos, pero lleva más tiempo entender que siempre estarán ahí...
así que es más fácil arroparlos en tu cama y decirles:
estoy lista para ti, negociemos.
Que las decisiones son individuales y no tengo que apropiarme de la mierda del otro.
Que el fracaso solo es una forma de aprender cómo no hacerlo la próxima.
Que el carajo es un lugar interesante para enviar a ciertas personas.
Que mi escoba es mía y te subo si considero que cabes en ella.
Y más que nada, que voy a lograr lo que me proponga, para algunos quizás como la princesa en una torre, y para otros como la bruja de este cuento…
¿Y saben qué? – También está bien.
P.D: Al final quien carajos quiere ser buena si no te dejan jugar con tus colores
Feliz Navidad y un increíble y magnífico año nuevo.
CON AMOR:
Jipsofilia Castillo Rosa.
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