Dice una vieja leyenda que nuestro destino está escrito en nuestras espaldas y por eso va con nosotros al lugar donde llevemos nuestra vida.

Una anciana señora me contó una vez  que la inicial del nombre de mi futuro esposo estaba escrito en  mi piel, y que si el destino me guiaba por otros rumbos o si yo buscaba la manera de cambiarlo debía darle el tiempo suficiente para que este desapareciera y se reescribiera en mi un nuevo destino, un nuevo futuro y una nueva letra, de aquí comprendí la frase tan aclamada que dice ¨Somos dueños de nuestro destino y esclavos de nuestras acciones¨, y no puedo dejar de aclarar (porque sería mentirles) que toda niña tiene curiosidad por conocer lo que le espera, pero también debe tener la madurez necesaria para comprender que el conocimiento excesivo no siempre es favorable para mantener el rumbo deseado (ya sea, mis tan estimados lectores, porque te niegas a algo o porque te empecinas en que suceda. Y seamos honestos: ambos casos estancan).

En este artículo quiero que hablemos de una curiosa reflexión que una amiga y yo (de manera tan considerada) establecimos para ustedes (esperando que esta información no sea utilizada para alterar el rumbo actual de sus vidas, a menos claro, que sea necesario).

TODO EL MUNDO NACE PARA ALGO…

Y resulta curioso (por no decir absurdo) la facilidad con la que se presentan estos hechos en la vida de estas personas, así que quisiera narrarle algunas historias:

Mi mecánico me comentaba hace unos días que tuvo una clienta cuyo vehículo parecía llegar solito al taller para una revisión frecuente por algún fallo novedoso en el que incurría el susodicho, producto (claro está) de la evidente edad de las piezas del amiguito… sin embargo, logró llegar vivo a manos del hermano de la sra.,  (y curiosa y casi mágicamente, al vehículo, al que no le faltaba un abolladito más) jamás volvió a visitar el taller por fallas mecánicas.

                                                                                                                             Sr. S.

¨Siempre que me caso termino enviudando¨ me comentaba un señor con cuatro matrimonios de los cuales la primera murió en un accidente, la segunda enfermó gravemente, la tercera cayó por las escaleras y se desnucó y la cuarta decidió divorciarse y desaparecer después de haber caído por las mismas escaleras que la anterior, habiendo sido (y visto por estos ojos) enyesada hasta en la respiración.

                                                                                                                        Sr. M

¨No sé por qué cada vez que me entra  dinero y pienso ahorrarlo alguien en mi familia se enferma¨ me decía un joven que conocí hace unos años y que de Enero a Abril ya había pagado dos internamientos.

                                                                                                                        Sr. C

Y así mis amores, mi amiga y yo llegamos a la conclusión de que a ciertas personas (y bajo ciertas circunstancias) se les repite una historia, comúnmente denominada destino,  universo, eso que atraes (o cualquier nombre que decidas indicar a manera de atributo) y puedes llegar a presentar una misma situación reiteradas veces, porque como dice un refrán ¨Algunos nacen para leña y otros para leñador¨.

HAGAMOS UNA PEQUEÑA LISTA (quizás por casualidad o por cosas de la vida recuerden a alguien)

1. Nacidos para recibir herencias; o mejor denominados ¨al que to´ le llega como por arte magia¨, definidas como aquellas personas que en el transcurso de vida siempre le entra algo de algún muerto (ya sea familia, allegado o algún ser que lo quería mucho y decidió dejarle caer una borona). Esta categoría se diferencia mucho del punto #2.
2. El cuida muertos: Son aquellos que dedican su vida (por elección) a cuidar personas que sabes que próximamente pasarán a mejor vida (pero te dejarán algo (POR SI ACASO)) (¿Interesados? No lo sé, pero en algunos pueblos de República Dominicana le han asignado variados nombres)    Nota: Separada y bastante diferenciada del punto #3.
3. El cuidador; que resulta ser esa persona que toda su vida ha tenido que hacerse cargo de cuidar a alguien más (en su mayoría porque le toca y no porque quiere).
4. Nacida para jamona; persona generalmente con variadas mañas que le impiden o deciden no contraer matrimonios (y curiosamente suelen vivir o haberse criado con alguna tía de igual categorización).
5. Novia Eterna; denominada de esta manera aquella mujer que no importa lo que haga, les resulta casi imposible contraer matrimonio. (¨ Siempre novia, Nunca esposa¨).
6. Nacidas para casarse con Velo y Corona; Y aquí necesitamos hacer un gran paréntesis al explicar que esta NUNCA, JAMÁS, SUELE SER UNA BODA CONVENCIONAL. De pequeña siempre me decían que algunas personas nacen para casarse por la iglesia, y comprendí la veracidad de esto al aceptar que ciertas mujeres cumplen el sueño de su infancia al llegar al altar, un altar que involucra la asistencia y el vuelco emocional, físico y económico de la familia (casi completa), siempre dispuesta a no dejar pasar este sueño. Con anillos muy puntualmente descritos previo a la propuesta (por eso de que todo está fríamente calculado), un vestido mandado hacer (por si las dudas), se ejecuta esta boda, con una serie de álbumes de fotos (que de presentarse una separación suele ser el objeto de chismes, discordias y recortes), en donde el novio no participa mucho (porque él no sabe bien de eso) y donde la muchacha al cerrar el ciclo suele ser la mala de la familia, porque al final como dice mi amiga ¨¿para qué le responde?¨.
7. Reina de Corazones; a esta jamás le presenten a un novio, porque honesta y llanamente (cosa que nunca he comprendido), siempre se enamoran de ella.
8. La Maidita; es este sujeto que suele enamorarse de los novios de sus amigas (reiterada veces) (terminando generalmente enemigas), y que en ciertas situaciones es la responsable de desbaratar algunos matrimonios.    NOTA: El nombre es cultural, no vayan a pensar que lo determiné yo.   NOTA 2: Culturalmente no se clasifica de esta manera si no cumple con una cantidad considerable de enamoramientos hacia hombres sobre los cuales no debería presentar interés.
9. La Mártir (no creo necesario ni pertinente abundar sobre este caso)
10. Nacidos para No Trabajar; (y aún no sabemos cómo comen y se mantienen), pero de alguna forma les llega.
11. Nacidos para perder dinero (¿Qué les puedo decir de esto?… como decía mi tío ¨SE LES DESAPARECE¨)
12. Nacidos Para recibir regalos (casi por arte de magia)
13. Para viajar (y sé que aquí muchos han llegado a preguntarse: ¿Cómo consiguen el dinero y aún así pueden salir un fin de semana? O alimentarse)
14. Nacidos para No Estudiar; y es curioso la cantidad de rechazos, expulsiones y problemas que desarrollan en el proceso escolar.
15. Nacidos para salvarse; y como dice el refrán, ¨vienen como la auyama, con la flor en el…¨, y parece sacado de películas de terror la manera en la que ocurren algunos accidente y en reiteradas ocasiones vemos a esas personas salir ilesos.
16. Nacidas para parir; anteriormente en República Dominicana se observaba mucho la situación donde una madre tiene siete, ocho y hasta nueve hijos, y aunque ya no es lo mismo, actualmente según la Oficina Nacional de Estadística la tasa de natalidad entre los años 2000-2019 creció un 1.17% anual, si calculamos el valor total de los 19 años abarcados en las estadísticas el número da un incremento interesante (aquí les dejo el link).
17. Nacidos para Joder (Oh vamos, que todos conocemos estos casos), esas personas que desbaratan cumpleaños, planes, celebraciones y como dice mi amiga ¨esas son las que llevan los clavos para clavar a Jesús¨.
18. Boca de Chivo; comúnmente llamado así en R.D la persona que siempre acierta con sus predicciones, ese que suele tener razón y que por si las dudas o las malas lenguas ¨Mejor hagámosle caso¨.
19. Nacido para cumpleaños o Navidad (y aquí entran varias categorías), aquellos que no se sabe como pero al cumplir años tiene unas 10 fiestas planificadas (que generalmente no organizan ellos), pero cuando llegan todo está de lo más lindo y hasta pago. Por otros lados tenemos a este que siempre está celebrando y cuya celebración de Navidad inicia por ahí por mitad de año (y creo y debo admitir que yo soy fiel ejemplo de dicho caso).
20. Nacido para tener malos o buenos vecinos (algunos son más intensos que otros, admítanlo), y no importa dónde te mudes, allá están.
21. Nacidos para pésames; todos tenemos ese familiar que no sabemos cómo, pero siempre tiene un muerto arriba, estas suelen ser esas señoras que se levantan mirando el obituario por si el amigo del amigo de su esposo murió (hay que cumplir ¿no?).
22. Nacida para Llorona; y esta es una acción también muy aprendida en la infancia con el tan repetido ¨Mejor dáselo para que se calle¨ (¿Manipulación? Puede ser) (estableciendo para fines de este artículo una clara diferenciación con su antítesis ¨La Sufrida¨.
23. Eterno Testigo; no sabemos aún cómo este sujeto siempre es el testigo designado en todos los casos, matrimonios, divorcios, problemas legales y con una alta inclinación a ser el acompañante durante los accidentes.
24. El paciente; ¿alguien más conoce a una persona que siempre está interna?, este ser cuya conversación inicia con un ¨Muchacho, pero yo me tuve al morir¨, y siempre va acompañado de un curioso personaje que es el que nace para pagar los costos de la clínica.
25. Nacida para viuda….

Bueno, mejor dejemos este para un análisis más profundo, resulta necesario.

Y debo advertir amados lectores, no todo es negativo.

Para nosotros muchas de las cosas antes mencionadas cumplirían los sueños y las expectativas de vida que forjan los deseos más profundos de algunos (y habló como ser humano), llenarían el amor, el afecto que necesitan muchos, la atención (no forzada, o en una búsqueda patológica de ella), sino más bien como parte de un proceso necesario para sanar, para edificarse como persona, para sujetarse de algunas cualidades que poseen estos seres humanos y que llegan a nosotros para enseñarnos a vivir, porque aunque no busquemos admitirlo, por coincidencias, por búsqueda provocada, por persistencia, algunos patrones reiterados llegan a cambiar (para bien) una vida.